Biografía Arístides Beaujon



Arístides Beaujon

 

César Curiel

 

Nació el 4 de junio de 1925, en Santa Ana de Coro, estado Falcón. Hijo de José Dolores Beaujon y Clara Aurora Graterol. Sus hermanos fueron Elvia Rosa, Carmen Lourdes, Rafael Vicente (abogado), Néstor (aviador), Ricardo (trabajador petrolero), Óscar (médico). Arístides era el menor.

 

Quedó huérfano y lo criaron sus hermanas Elvia Rosa y Carmen Lourdes.

 

Fundó Copei en Falcón el 13 de mayo de 1946, acto que fue presidido por Lorenzo Fernández y José Ángel Ramírez. El secretario general del partido electo en ese acto fue Mario Rivero.

 

En Falcón, Beaujon fue líder fundamental del socialcristianismo. Desde su fundación fue a tiempo completo un militante demócrata cristiano. Muy joven, había estado cerca de la izquierda.

 

En el periodo 1946-1948 fue diputado regional por el partido Copei, junto a César Isaac Curiel Penso.

 

En el lapso 1951-1952 fue secretario general de Copei en el estado Zulia.

 

En 1955 se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela (UCV), ejerció como asesor jurídico de los sindicatos en Falcón y Zulia, hasta enero de 1958, cuando la llegada de la democracia lo lleva a dedicarse de lleno al apostolado de la política, y especial y fielmente, a Copei.

 

Ejerció durante 40 años la actividad legislativa en el Congreso de la República, como diputado y senador, desde 1959 hasta 1998. 

 

A esta institución fundamental de la democracia llegó primero como diputado y luego fue electo siete veces consecutivas senador, siempre por el estado Falcón. “De ahí el reconocimiento al pueblo falconiano más que a mi propia persona”, acentuó Arístides Beaujon, en palabras dichas en la Cámara alta del Congreso en 1999.

Integró especialmente la Comisión de Defensa, de la que, en varias oportunidades, fue su presidente en el Senado, “siempre respetando lo establecido por la Constitución de 1961, que señalaba que ´el presidente de la república proponía los ascensos militares y el Senado los consideraba”, resalta como un gran legado de Beaujon el exdiputado y exgobernador de Barinas, Gehard Cartay Ramírez.

 

Desde el Congreso Nacional “cuidó como el tesoro más valioso la preminencia del poder civil para desarrollar la república de manera armónica y pacífica”, así lo resalta José Amalio Graterol Jatar en el artículo “A cien años del nacimiento de Arístides Beaujon”.

 

 Al trabajo partidista nacional se dedicó con más énfasis en Caracas, La Guaira, Lara, Zulia,  Guárico y, por supuesto, Falcón.

 

En1969 fue electo secretario general nacional de Copei nacional, cuando le ganó la convención al líder de Copei en Aragua, Godofredo González, y a José Antonio Pérez Díaz, funciones en las cuales lo sustituyó dos años después el afable Pedro Pablo Aguilar.

 

Durante su gestión hizo de la sede nacional de Copei una casa de puerta franca donde encontraban a un líder dispuesto a escuchar y resolver las necesidades de los militantes de todos los estados.

 

Corrió la carrera de la precandidatura presidencial en 1972 y 1977. En 1977 declinó a favor de Luis Herrera Campins. Siempre fue respetuoso de la institucionalidad y de las reglas del partido.

 

Fue un araguato a rajatabla. “Bueno y solidario porque era un verdadero demócrata cristiano, era un verdadero copeyano”, concluye Raúl Ochoa Cuenca, en memoria de Beaujon, cuando se cumplieron 10 años de su muerte.

 

No hacía distingo de colores partidistas a la hora de ayudar a sus coterráneos más allá de las fronteras de Falcón. Lo que denota que practicó la política bajo el principio y ejemplo de “estar con el pueblo”, “nunca jamás servirse del pueblo”. (Destaca la profesora Olga Elena Hidalgo de Curiel en su discurso en ocasión del 65 aniversario de Copei y homenaje a Arístides Beaujon, en enero de 2011), nueve meses previos al deceso del único senador copeyano por el estado Falcón durante los 40 años de democracia.

 

De él sus compañeros del Senado expresaron en 1999, meses antes del referéndum para liquidar el Congreso de la República:   “fue un paladín de la honestidad, un hombre de decir sí y decir no. De cumplir con sus compromisos”.

 

Lo que le otorga asimismo una virtud invaluable en un ser humano y en un político auténtico: el recto proceder y alzar la bandera de la verdad, como norma de conducta.

 

Beaujon, senador. Beaujon, diputado. Beaujon, activista. Beaujon, el hombre. Beaujon, tenaz, veraz y perseverante. En fin, Arístides. Amigo de sus amigos. Estimado altamente inclusive por sus adversarios políticos.

 

De su convicción católica romana fue pública su devoción al Santo Sepulcro y a Santa Ana, patrona de su Coro natal, del que salió a comienzos de octubre de 2011 rumbo a Maracaibo, ciudad donde expiró pocos días después, el 16 de octubre de 2011.

 

Abandonó Arístides el plano terrenal, mas no su militancia copeyana.

 

Cita:

“Sigo aquí mientras el Senado continúe funcionando” .

 

Arístides Beaujon (1999).


Biografía José Antonio Pérez Díaz




 JOSÉ ANTONIO PÉREZ DÍAZ

 

Gehard Cartay Ramírez

 

 

José Antonio Pérez Díaz, Doctor en Derecho y abogado, poeta, orador, dirigente político, municipalista, parlamentario y primer secretario general de Copei en 1946, nació en Los Teques, estado Miranda, el 3 de mayo de 1922.

 

Tras la muerte de su madre Alicia Matilde Díaz Peña, y tan sólo de tres años de edad, es trasladado a Maracay, estado Aragua, al cuidado de su tía María Pérez Páez, hermana de su padre Manuel Leopoldo Pérez Páez. Allí realizará sus estudios de primaria en el Colegio de la Consolación y en la Escuela Jacobo Pérez Carballo.

 

En 1936 inicia sus estudios de educación secundaria en el Liceo San José de Los Teques, bajo la dirección del padre Isaías Ojeda. En 1940 ingresa a la Universidad Central de Venezuela en Caracas y el 30 de julio de 1945 se gradúa de Doctor en Derecho y Abogado. Inmediatamente funda el escritorio jurídico J. A. Pérez Díaz & Asociados. En 1946 contrae matrimonio con María Cristina Osuna Lozada y procrearán cinco hijos: Mercedes María, María Cristina, Ana Beatriz, Gustavo José y José Antonio.

 

Una característica que lo distinguió desde joven fue su condición de deportista por largos años. Así, en la década de los años cuarenta jugó futbol y más adelante también fue un destacado practicante del boliche, al punto de representar en 1954 a nuestro país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en México. 

 

En 1946, con tan sólo 24 años, es elegido como el primer secretario general de Copei en su primera convención nacional, celebrada en Caracas entre el 19 y el 22 de septiembre de 1946, el mismo año de la fundación del partido, ocurrida el 13 de enero, nueve meses antes. Desde entonces, fue miembro permanente del Comité Nacional. En 1947 resulta electo concejal del Distrito Federal por Copei. En febrero de 1958, luego de la caída de la dictadura pérezjimenista, Pérez Díaz ejercerá la presidencia del Concejo Municipal de Caracas.

 

A partir de 1959 fue elegido senador por el estado Miranda en cinco períodos y ejercerá la presidencia del Congreso entre 1969 y 1974. Por cierto,  en 1969 aspiró la secretaría general de Copei, oportunidad en que tal cargo recayó en el senador falconiano Arístides Beaujon.

 

José Antonio Pérez Díaz se destacó, entre propios y extraños, como un hombre sumamente cordial, afable, simpático, dialogante y conciliador. A este respecto, cabe recordar su histórico discurso como presidente del Congreso en la primera toma de posesión de Rafael Caldera en 1969 como jefe de Estado, cuando despidió cordial y amistosamente a Raúl Leoni, quien entonces hacía entrega de la primera magistratura nacional, y tendió puentes hacia Acción Democrática, el partido derrotado en 1968, en un momento no exento de tensiones por razones electorales.

 

 Hay que destacar igualmente que, en los momentos más difíciles de la historia del partido social cristiano Copei, la suya siempre fue una voz en favor de la unión y la solidaridad entre sus compañeros. Y así como lo hizo dentro de su organización política, también lo predicó hacia afuera: fue un entusiasta practicante de la unidad nacional, de la tolerancia y el diálogo entre los venezolanos, a los fines de fortalecer la democracia y sus partidos políticos, una de sus grandes angustias.


Murió en Caracas el 27 de diciembre de 2005.  




Luis Herrera Campíns y el Acuerdo de Ginebra

 



Comentarios de Luis Herrera Campíns al Acuerdo de Ginebra

 

La histórica y legítima reclamación territorial obviamente hizo del Esequibo un problema fundamental del país. Siendo Gonzalo García Bustillos el secretario de Asuntos Internacionales de COPEI, le correspondió coordinar todos los esfuerzos del partido orientados al esclarecimiento político y estratégico del problema, tramitado en diferentes instancias de la organización como el Comité Nacional y la Fracción Parlamentaria que interactuaban en la materia.  En un régimen de libertades, incluyendo la de prensa, a la dirigencia política se le consultaba los más variados temas y, a propósito del proyecto de Acuerdo de Ginebra, el periodista Néstor Mora consultó al diputado Luis Herrera Campíns en la edición del 17 de febrero de 1966 de El Nacional, fecha de la suscripción del instrumento por el gobierno de Raúl Leoni.

Expresó el portugueseño: “Me parece decepcionante lo alcanzado en Ginebra que no es otra cosa, sino que la traslación de nuestro problema con Inglaterra a la nueva República de Guayana Británica. Esta conversión lejos de favorecer nos perjudica. Nuestra reclamación es frente a los ingleses y a ellos les correspondía haber dado pasos positivos para la dilucidación del largo incidente; inclusive, en lo internacional, el apoyo que el mundo afro-asiático podría darnos en una disputa con Inglaterra, lo negará en una disputa con la Guayana Inglesa”.

En aquel momento, el declarante aclaró que se trataba de una opinión personal porque todavía el partido no había fijado una postura definitiva a propósito del informe que rendiría Gonzalo García Bustillos.

Significativa la declaración, ya que revela, por una parte, la dinámica adquirida por el partido a propósito del tratamiento interno que daba a la materia, en términos absolutamente institucionales con el equilibrio y complementariedad de los diferentes ámbitos o instancias de dirección, y el respeto al enfoque personal de sus dirigentes. Por otra, el creciente y acalorado debate público, sin cortapisas, que culminó con el finalmente escenificado en el Congreso de la República al aprobar un mes más tarde dicho Acuerdo de Ginebra. Luego, siendo el instrumento legítimamente aprobado, el ejercicio de su defensa permitió durante el gobierno de Luis Herrera Campíns, vencido el Protocolo de Puerto España (firmado por Venezuela, Guyana y el Reino Unido en 1970), retomar con muchísimo ímpetu y cabal sentido de responsabilidad nuestra reclamación territorial.



Puntofijo

 



 

Una vieja aspiración venezolana, la Ley de Reforma Agraria fue promulgada en el Campo de Carabobo el día 5 de marzo de 1960. El presidente de la República, Rómulo Betancourt, y el ministro de Agricultura y Cría, Víctor Giménez Landínez, cumplieron con las formalidades constitucionales después de sancionado el instrumento legal, formalizando así el compromiso adquirido por COPEI, Acción Democrática y URD a través del Pacto de Puntofijo.

Por ello, la presencia en el acto de Jóvito Villalba y Rafael Caldera -quien  además era el presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente del Congreso Nacional-. Naturalmente, también asistió Raúl Leoni, presidente del Senado y, por supuesto, del Congreso.

 

Fue inmenso el aporte de los socialcristianos para materializar una ley tan esperada, siendo Giménez Landínez uno de los tres representantes de COPEI en el gabinete ejecutivo. Del compromiso histórico de los socialcristianos queda constancia con el discurso de Rafael Caldera en un acto tan significativo y que puede consultarse en:


https://rafaelcaldera.com/discurso-en-el-campo-de-carabobo-en-el-acto-de-la-firma-de-la-ley-de-reforma-agraria-1960.

 

Un insigne agrarista socialcristiano, como Román Duque Corredor, en su “Derecho agrario (Estudios seleccionados)” /Ediciones Magón, Caracas, 1978), sintetiza muy bien los aspectos sociológicos y económicos que condujeron a una impecable legislación, como la de 1960. Lo que había conocido Venezuela hasta ese momento era una altísima concentración de la propiedad agraria con una deficiente producción que se había hecho tradición. Hubo la Ley Agraria, dictada el 13 de septiembre de 1945, derogada por otra el 18 de octubre de 1948: la primera contempló la expropiación con el pago previo de la indemnización y, la segunda permitió la postergación de la referida indemnización. El 29 de junio de 1949 fue dictado un Estatuto Agrario que derivó en la creación del Instituto Agrario Nacional. Ya para 1958, el 26 de septiembre la Junta de Gobierno creó la Comisión de Reforma Agraria de cuya subcomisión legal formó parte Giménez Landínez, hasta culminar en un anteproyecto que fue objeto de la más amplia discusión.

La gráfica, tomada de un periódico de la época, nos permite distinguir a Rafael Caldera dirigiéndose a la vasta audiencia que se dio cita en el Campo de Carabobo, y a Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Víctor Giménez Landínez, entre otros, en el presidium.


Luis Herrera Campíns - Exilio





Luis Herrera Campíns sufrió cárcel y exilio durante la década militar. Sale de la Cárcel Modelo de Caracas a Barranquilla y, después, Bogotá. En el vecino país, el DAS coopera con la Seguridad Nacional en el seguimiento permanente de los desterrados. Sin embargo, José Luis Zapata Escalona y Luis Herrera Campíns viajan con destino a Santiago de Compostela, España, donde ambos seguirán sus estudios universitarios al revalidar las materias cursadas en la Universidad Central de Venezuela.

Para julio de 1952, el ministro de Relaciones Interiores de la dictadura venezolana remitió a la cancillería, embajadas y consulados una lista de las personas a las que se les debía negar la documentación correspondiente para regresar al país y, entre ellas, a Luis Herrera Campíns y a José Luis Zapata Escalona.

Por supuesto, Luis Herrera jamás abandonó la idea de volver a su querida Venezuela, pero estuvo consciente de la necesidad de una preparación académica indispensable y de profundizar en el estudio de los problemas venezolanos.



 



Edecio La Riva Araujo

 



 


EDECIO LA RIVA ARAUJO


Edecio La Riva Araujo perteneció a la generación fundadora de COPEI. Recio dirigente, por su estilo directo y contundente, fue apodado “Machete”. Nació en Timotes, estado Mérida, en 1921, y falleció en Caracas, en 1997. Abogado, parlamentario y tenaz polemista, desde los orígenes del partido destacó como un orador de estilo popular y enérgico.

Estudiante universitario, el Br. La Riva Araujo resultó electo diputado a la Asamblea Nacional Constituyente en 1946, por el partido originalmente merideño Unión Federal Republicana, integrado a COPEI en el mismo año; y en 1947, el ahora joven abogado se convierte en diputado al Congreso Nacional. Luego, en la década dictatorial, fue uno de los copeyanos más perseguidos; incluso Pedro Estrada ordenó que le dieran una paliza.

Desde los comienzos de la era democrática, fue un fogoso defensor de la institucionalidad, como tribuno de gran trayectoria parlamentaria, integrante de la Comisión de Defensa, y, más que columnista, un extraordinario comunicador político. Desempeñó la embajada venezolana en Francia durante la primera administración de Rafael Caldera, y en la de Luis Herrera Campíns fue gobernador del estado Mérida.

Autor de “Los fusiles de la paz”, publicado en la década de los sesenta en torno a la controversial materia militar, es más conocido por un libro editado en los ochenta con un título que habla de su buen humor: “Elogio de la adulancia”. 

La gráfica la tomamos de la revista “Signo”, Caracas, 1951.

UNE

 

 




Institucionalización de la Unión Nacional Estudiantil (UNE)

 

Un dato importante es que la Unión Nacional Estudiantil (UNE), prontamente se institucionalizó.

Separada de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), trastocada en partido político, la UNE veló no sólo por la claridad y transparencia de sus propósitos, sino también por la regulación de sus actividades, la creación de sendas instancias de conducción y la celebración efectiva de su Asamblea General.

Debidamente discutidos, en agosto de 1936 fueron aprobados los Estatutos de la UNE. Quedó constituido un Senado, un Núcleo Directivo Nacional y la Asamblea General, como las instancias de conducción.  A finales de 1938, fue convocado el Primer Congreso Nacional Uneísta, por Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y Eduardo López de Ceballos, como sus principales dirigentes; Rogelio Valladares y Elio Suárez Romero, por el Senado;  y Lorenzo Fernández, Carlos Rodríguez Uzcanga y Francisco Alfonzo Ravard, por el Núcleo Directivo.

De acuerdo al diario La Religión, en su edición del 20 de noviembre de 1938, los congresistas principales fueron: Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y Eduardo López de Ceballos, por la Comisión Organizadora; Carlos Rodríguez, Lorenzo Fernández, por el Núcleo Directivo Nacional, teniendo por suplentes a Tito González, Juan Rivero y Eduardo López de Ceballos; Rogelio Valladares, Luis Parilli, Elio Suárez Romero, Henrique Méndez, Eduardo López de Ceballos (SIC), por el Senado, con M. Cruz, M. Selva, José Delgado, E. Pérez Vera, como suplentes; C. Figueroa, por Barcelona; E. Candía, J. Rafael Mendoza y D. Guerra, por Barquisimeto; Víctor Giménez Landínez, Luis Sucre, G. Balda, José Luis de Jongh, Tomás Enrique Carrillo Batalla, por Caracas; R. Ángel Cartaya, por Cumaná;  A. Silva Guillén y  E. Berrizbeitia, por Cumaná; Pedro Angulo, por Guanare;  P. Vargas y G. Cook, por Dos Caminos; José Antonio Pérez Díaz, L. Berrizbeitia y P. García, por los Teques; N. González, E. Romero y  M. Baralt, por Maracaibo; H. González, F. Monteverde y M. Chacín, por Maracay; P. Espinoza, Enrique Dubuc, Luis González, C. Febres Cordero, J. Fossi, A. Santos, por Mérida; H. Anselmi, J. I. Albornoz, H. Cárdenas, por San Cristóbal; A. Mujica, E. Domínguez y Pablo Salas Castillo, por San Fernando de Apure; J. Lugo, Héctor Colmenares y J. A. Codecido, por Valencia; M. Cardozo, B. Lara, por el grupo de Bogotá; Ángel P. Esteva Ríos, por el grupo de Santiago de Chile.

La nota del citado diario y fecha, refiere asimismo a la Junta Directiva: Rafael Caldera, presidente; Pedro Espinoza, primer vicepresidente; Francisco Alfonzo Ravard, segundo vicepresidente; y J. S. Velásquez, secretario.



UNE

 


 

La Unión Nacional Estudiantil (UNE), fundada el 8 de mayo de 1936, constituyó un antecedente concreto de la Democracia Cristiana en nuestro país. No obstante, es necesario hacer algunas precisiones, pues frecuentemente el acontecimiento es objeto de confusión. 

Por ejemplo, la entrada de Wikipedia relacionada con UNE (https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Nacional_Estudiantil) incurre en un doble error: por una parte, señala como día y mes de fundación el 6 de mayo, en lugar del 8 del mismo mes, fecha de fundación suficientemente consolidada, y, por otra, indica claramente que “fue un partido político venezolano, de orientación socialcristiano” (SIC), remitiendo a una fuente muy imprecisa que soslaya una importante bibliografía acumulada, como la compilación de las notas editoriales del periódico de UNE, realizada por Naudy Suárez Figueroa, autor de un estudio introductorio convertido en un clásico de la literatura demócrata-cristiana de nuestro país (“Por los legítimos ideales del estudiante venezolano. U.N.E. Gestación de una idea revolucionaria”, Editorial Arte, Caracas, 1973). 

La entidad estudiantil en cuestión, nace como una genuina expresión gremial que hoy la explicaríamos como una específica manifestación de la sociedad civil organizada, y no como un partido político. Justamente, teniendo por natural epicentro la Universidad Central de Venezuela, en la Venezuela de escasísimas casas de estudios superiores, UNE es el fruto de una necesaria distinción y división en el seno de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), trastocada en partido de la oposición; esto es, yendo más allá del ámbito eminentemente universitario y reivindicativo para competir con otras organizaciones partidistas en el difícil contexto de una transición que apenas comenzaba a raíz de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez. 

Por lo demás, hacia mediados y finales de febrero de 1936 hubo dos eventos extraordinarios, como la inédita protesta popular en reclamo de sendas libertades públicas y superación definitiva de la dictadura, y el llamado Programa de Febrero anunciado por el gobierno de Eleazar López Contreras. Son dos hechos trascendentales que, al pasar los días, hicieron cada vez más partido político a la FEV que gremio estudiantil, alineándola ideológicamente con los nacientes movimientos y partidos de inspiración marxista, y por ende distorsionándola, por lo que surgió un legítimo movimiento estudiantil de carácter decididamente gremial que no significaba darle la espalda a los problemas fundamentales del país, y con una clara orientación: la Doctrina Social de la Iglesia; no por casualidad, conformada por dirigentes que, en 1934, coincidieron en Roma con otras juventudes estudiantiles de América Latina que más tarde crearon en sus países partidos demócrata-cristianos.

Acotemos, otras dos valiosas circunstancias, como fue la selección del Núcleo Directivo Nacional de UNE, mediante una campaña electoral interna y los correspondientes escrutinios, regularizando la vida institucional de la entidad luego de su fundación en enero de 1937, resultando electos como principales Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y Francisco Alfonzo Ravard, quedando como suplentes Lorenzo Fernández, Carlos Rodríguez Uzcanga y Francisco Soto. Y, finalmente, que las experiencias partidistas posteriores en las que participaron uneístas muy destacados, no significaron que la entidad gremial fuese dependencia del futuro partido Acción Nacional y, menos, de COPEI, cuyo nacimiento ocurrió cuando ya estaba disuelta la UNE.



Historia COPEI

 


LORENZO FERNÁNDEZ ENTREVISTADO POR ÉLITE


 

A mediados de noviembre de 1948, la opinión pública también debatía sobre la pertinencia o no de elegir al gobernador de cada entidad federal y la posible consulta para ello. Sobre la materia, en la gráfica tomada por Victoriano de los Ríos, aparece y opina el diputado Lorenzo Fernández, uno de los fundadores del partido demócrata-cristiano en 1946, entrevistado por Cedeño, redactor de la revista Élite de la ciudad capital. Valga acotar que Fernández fue quien gestionó la integración de la Unión Federal Republicana, importante agrupación merideña, al nuevo partido nacional. 

Lorenzo Fernández (1918-1982), diputado a la Asamblea Nacional Constituyente de 1947, y, electo a la Cámara de Diputados por el Distrito Federal, será un congresista diligente y sosegado. Al caer la dictadura perezjimenista, será electo senador por el estado Trujillo (1958-1963) y por el Distrito Federal (1963-1968), pero – asimismo -  desempeña el ministerio de Fomento en el gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1962), y, en el primer gobierno de Rafael Caldera el ministerio de Relaciones Interiores. Candidato presidencial en 1973, obtiene el 32% de los votos, perdiendo con Carlos Andrés Pérez. 

El ejercicio parlamentario en 1948 fue harto difícil gracias al ciego sectarismo de la mayoría adeca. Y, a pesar de la gravedad alcanzada por la situación política e institucional, ese sectarismo persistió, haciendo caso omiso de las advertencias de la oposición demócrata-cristiana.  Hacia septiembre del año en cuestión, es asesinado el íder copeyano Vóctor Baptista a manos de René Párraga, Secretario General de Gobierno del estado Miranda y El Gráfico, órgano divulgativo de COPEI, indica que “ha fallecido cobarde y vilmente asesinado por esbirros gubernamentales el destacado líder trujillano Víctor Baptista”. En octubre, se debaten y aprueban las leyes de Educación, Agraria y Contra el Enriquecimiento Ilícito, reeditados los ásperos debates de años anteriores, sobre todo en materia educativa. Y ya para noviembre, aparece una huelga textil en Maracay y, la otra, nacional de los telegrafistas.


Historia COPEI

 

LUIS HERRERA CAMPÍNS


Caído el gobierno constitucional de Rómulo Gallegos, el país comienza a recorrer el difícil camino de la dictadura, a veces blanda y, otras, muy dura. Desde un primer momento, destaca la postura opositora del Br. Luis Herrera Campíns quien, en enero de 1949 recibió unos buenos planazos en la Universidad Central de Venezuela, y después sabrá de persecuciones, cárcel y exilio. Son dos los escenarios en los que destaca el líder demócrata-cristiano: por una parte, en el ámbito universitario, y, concretamente, con la agudización del conflicto -a pesar de las habilidades del rector Julio de Armas- en la UCV y en la Universidad de Los Andes (ULA). El gobierno desconoce expresamente la autonomía universitaria y crea un Consejo de Reforma con la manifiesta animadversión del estudiantado. Son numerosos los profesores y estudiantes detenidos o extrañados del país, profundizados el malestar y la irritación al principiar 1952. Manuel Alfredo Rodríguez, en su libro “Tres décadas caraqueñas 1936-1966” (Editorial Fuentes, Caracas, 2004), refiere: “Por Copei Luis Herrera se creció y dejó frases como ´en puridad de verdad este Ministro Becerra´”. 

El otro escenario, es el del partido demócrata-cristiano en relación a su supervivencia y desarrollo, a los problemas estudiantiles y juveniles. Por ejemplo, en la sección de comentarios políticos de la revista Signo, en su edición del 24 de enero de 1952, se lee:

El partido socialcristiano ha estado muy activo en los últimos días con motivo de la preparación de su convención nacional. Esta magna asamblea partidista ha estado precedida de numerosas convenciones regionales celebradas en el interior de la república. Los doctores Caldera, La Riva, Peñuela, Landáez, Del Corral y Barrios Mora, junto con los dirigentes Luis Herrera Campíns, Elio Aponte, Dagoberto González, se han desplazado por diferentes ciudades de la provincia, pronunciando discursos, llevando consignas, gestionando el envío de nutridas delegaciones a la convención que se reunirá en febrero en la casa central del partido”.

Continuando con el medio periodístico caraqueño, se agrega una fotografía si se quiere, “inédita”, pues, pocas veces o nunca más vista, de Herrera Campíns que reproducimos fielmente aún con los defectos de impresión y del tiempo transcurrido. Y se extiende en los comentarios sobre las vicisitudes del partido demócrata-cristiano: 

Con ocasión del VI aniversario, Copei celebró un acto en su sede caraqueña que estuvo muy concurrido de militantes y simpatizantes. El líder juvenil Luis Herrera Campíns pronunció una oración fervorosa, que fué (SIC) muy aplaudida, y el doctor Rafael Caldera trazó la línea del partido. A este respeto, Copei tiene una actitud muy cautelosa, pero a todas luces resuelta a luchar porque el proceso electoral se desarrolle en un clima democrático”.