Luis Herrera Campíns - Exilio
Luis Herrera Campíns sufrió cárcel y exilio durante la
década militar. Sale de la Cárcel Modelo de Caracas a Barranquilla y, después,
Bogotá. En el vecino país, el DAS coopera con la Seguridad Nacional en el
seguimiento permanente de los desterrados. Sin embargo, José Luis Zapata
Escalona saldrá y Luis Herrera Campíns viajan con destino a Santiago de
Compostela, España, donde ambos seguirán sus estudios universitarios al
revalidar las materias cursadas en la Universidad Central de Venezuela.
Para julio de 1952, el ministro de Relaciones
Interiores de la dictadura venezolana remitió a la cancillería, embajadas y
consulados una lista de las personas a las que se les debía negar la
documentación correspondiente para regresar al país y, entre ellas, a Luis
Herrera Campíns y a José Luis Zapata Escalona.
Por supuesto, Luis Herrera jamás abandonó la idea de
volver a su querida Venezuela, pero estuvo consciente de la necesidad de una
preparación académica indispensable y de profundizar en el estudio de los
problemas venezolanos.
Edecio La Riva Araujo
EDECIO LA RIVA ARAUJO
Edecio La Riva Araujo perteneció a la generación
fundadora de COPEI. Recio dirigente, por su estilo directo y contundente, fue
apodado “Machete”. Nació en Timotes, estado Mérida, en 1921, y falleció en
Caracas, en 1997. Abogado, parlamentario y tenaz polemista, desde los orígenes
del partido destacó como un orador de estilo popular y enérgico.
Estudiante universitario, el Br. La Riva Araujo resultó
electo diputado a la Asamblea Nacional Constituyente en 1946, por el partido originalmente
merideño Unión Federal Republicana, integrado a COPEI en el mismo año; y en
1947, el ahora joven abogado se convierte en diputado al Congreso Nacional. Luego,
en la década dictatorial, fue uno de los copeyanos más perseguidos; incluso
Pedro Estrada ordenó que le dieran una paliza.
Desde los comienzos de la era democrática, fue un
fogoso defensor de la institucionalidad, como tribuno de gran trayectoria
parlamentaria, integrante de la Comisión de Defensa, y, más que columnista, un
extraordinario comunicador político. Desempeñó la embajada venezolana en
Francia durante la primera administración de Rafael Caldera, y en la de Luis
Herrera Campíns fue gobernador del estado Mérida.
Autor de “Los fusiles de la paz”, publicado en
la década de los sesenta en torno a la controversial materia militar, es más
conocido por un libro editado en los ochenta con un título que habla de su buen
humor: “Elogio de la adulancia”.
La gráfica la tomamos de la revista “Signo”, Caracas,
1951.
UNE
Institucionalización
de la Unión Nacional Estudiantil (UNE)
Un dato importante es que
la Unión Nacional Estudiantil (UNE), prontamente se institucionalizó.
Separada de la Federación
de Estudiantes de Venezuela (FEV), trastocada en partido político, la UNE veló
no sólo por la claridad y transparencia de sus propósitos, sino también por la
regulación de sus actividades, la creación de sendas instancias de conducción y
la celebración efectiva de su Asamblea General.
Debidamente discutidos, en
agosto de 1936 fueron aprobados los Estatutos de la UNE. Quedó constituido un
Senado, un Núcleo Directivo Nacional y la Asamblea General, como las instancias
de conducción. A finales de 1938, fue
convocado el Primer Congreso Nacional Uneísta, por Rafael Caldera, Pedro José
Lara Peña y Eduardo López de Ceballos, como sus principales dirigentes; Rogelio
Valladares y Elio Suárez Romero, por el Senado;
y Lorenzo Fernández, Carlos Rodríguez Uzcanga y Francisco Alfonzo
Ravard, por el Núcleo Directivo.
De acuerdo al diario La
Religión, en su edición del 20 de noviembre de 1938, los congresistas
principales fueron: Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y Eduardo López de
Ceballos, por la Comisión Organizadora; Carlos Rodríguez, Lorenzo Fernández,
por el Núcleo Directivo Nacional, teniendo por suplentes a Tito González, Juan
Rivero y Eduardo López de Ceballos; Rogelio Valladares, Luis Parilli, Elio
Suárez Romero, Henrique Méndez, Eduardo López de Ceballos (SIC), por el Senado,
con M. Cruz, M. Selva, José Delgado, E. Pérez Vera, como suplentes; C.
Figueroa, por Barcelona; E. Candía, J. Rafael Mendoza y D. Guerra, por
Barquisimeto; Víctor Giménez Landínez, Luis Sucre, G. Balda, José Luis de
Jongh, Tomás Enrique Carrillo Batalla, por Caracas; R. Ángel Cartaya, por
Cumaná; A. Silva Guillén y E. Berrizbeitia, por Cumaná; Pedro Angulo,
por Guanare; P. Vargas y G. Cook, por
Dos Caminos; José Antonio Pérez Díaz, L. Berrizbeitia y P. García, por los
Teques; N. González, E. Romero y M.
Baralt, por Maracaibo; H. González, F. Monteverde y M. Chacín, por Maracay; P.
Espinoza, Enrique Dubuc, Luis González, C. Febres Cordero, J. Fossi, A. Santos,
por Mérida; H. Anselmi, J. I. Albornoz, H. Cárdenas, por San Cristóbal; A.
Mujica, E. Domínguez y Pablo Salas Castillo, por San Fernando de Apure; J.
Lugo, Héctor Colmenares y J. A. Codecido, por Valencia; M. Cardozo, B. Lara,
por el grupo de Bogotá; Ángel P. Esteva Ríos, por el grupo de Santiago de
Chile.
La nota del citado diario y
fecha, refiere asimismo a la Junta Directiva: Rafael Caldera, presidente; Pedro
Espinoza, primer vicepresidente; Francisco Alfonzo Ravard, segundo
vicepresidente; y J. S. Velásquez, secretario.
UNE
La Unión Nacional Estudiantil (UNE),
fundada el 8 de mayo de 1936, constituyó un antecedente concreto de la
Democracia Cristiana en nuestro país. No obstante, es necesario hacer algunas
precisiones, pues frecuentemente el acontecimiento es objeto de
confusión.
Por ejemplo, la entrada de Wikipedia
relacionada con UNE (https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Nacional_Estudiantil) incurre en un doble error: por una parte, señala como día y mes de
fundación el 6 de mayo, en lugar del 8 del mismo mes, fecha de fundación suficientemente
consolidada, y, por otra, indica claramente que “fue un partido político
venezolano, de orientación socialcristiano” (SIC), remitiendo a una fuente muy
imprecisa que soslaya una importante bibliografía acumulada, como la
compilación de las notas editoriales del periódico de UNE, realizada por Naudy
Suárez Figueroa, autor de un estudio introductorio convertido en un clásico de
la literatura demócrata-cristiana de nuestro país (“Por los legítimos
ideales del estudiante venezolano. U.N.E. Gestación de una idea
revolucionaria”, Editorial Arte, Caracas, 1973).
La entidad estudiantil en cuestión, nace
como una genuina expresión gremial que hoy la explicaríamos como una específica
manifestación de la sociedad civil organizada, y no como un partido político.
Justamente, teniendo por natural epicentro la Universidad Central de Venezuela,
en la Venezuela de escasísimas casas de estudios superiores, UNE es el fruto de
una necesaria distinción y división en el seno de la Federación de Estudiantes
de Venezuela (FEV), trastocada en partido de la oposición; esto es, yendo más
allá del ámbito eminentemente universitario y reivindicativo para competir con
otras organizaciones partidistas en el difícil contexto de una transición que
apenas comenzaba a raíz de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez.
Por lo demás, hacia mediados y finales de
febrero de 1936 hubo dos eventos extraordinarios, como la inédita protesta
popular en reclamo de sendas libertades públicas y superación definitiva de la
dictadura, y el llamado Programa de Febrero anunciado por el gobierno de
Eleazar López Contreras. Son dos hechos trascendentales que, al pasar los días,
hicieron cada vez más partido político a la FEV que gremio estudiantil,
alineándola ideológicamente con los nacientes movimientos y partidos de
inspiración marxista, y por ende distorsionándola, por lo que surgió un
legítimo movimiento estudiantil de carácter decididamente gremial que no
significaba darle la espalda a los problemas fundamentales del país, y con una
clara orientación: la Doctrina Social de la Iglesia; no por casualidad,
conformada por dirigentes que, en 1934, coincidieron en Roma con otras
juventudes estudiantiles de América Latina que más tarde crearon en sus países partidos
demócrata-cristianos.
Acotemos, otras dos valiosas
circunstancias, como fue la selección del Núcleo Directivo Nacional de UNE, mediante
una campaña electoral interna y los correspondientes escrutinios, regularizando
la vida institucional de la entidad luego de su fundación en enero de 1937,
resultando electos como principales Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y
Francisco Alfonzo Ravard, quedando como suplentes Lorenzo Fernández, Carlos
Rodríguez Uzcanga y Francisco Soto. Y, finalmente, que las experiencias partidistas
posteriores en las que participaron uneístas muy destacados, no significaron
que la entidad gremial fuese dependencia del futuro partido Acción Nacional y,
menos, de COPEI, cuyo nacimiento ocurrió cuando ya estaba disuelta la UNE.
Historia COPEI
A mediados de noviembre de 1948, la opinión pública también debatía
sobre la pertinencia o no de elegir al gobernador de cada entidad federal y la
posible consulta para ello. Sobre la materia, en la gráfica tomada por
Victoriano de los Ríos, aparece y opina el diputado Lorenzo Fernández, uno de
los fundadores del partido demócrata-cristiano en 1946, entrevistado por
Cedeño, redactor de la revista Élite de la ciudad capital. Valga acotar que
Fernández fue quien gestionó la integración de la Unión Federal Republicana,
importante agrupación merideña, al nuevo partido nacional.
Lorenzo Fernández (1918-1982), diputado a la Asamblea
Nacional Constituyente de 1947, y, electo a la Cámara de Diputados por el
Distrito Federal, será un congresista diligente y sosegado. Al caer la
dictadura perezjimenista, será electo senador por el estado Trujillo
(1958-1963) y por el Distrito Federal (1963-1968), pero – asimismo -
desempeña el ministerio de Fomento en el gobierno de Rómulo Betancourt
(1959-1962), y, en el primer gobierno de Rafael Caldera el ministerio de
Relaciones Interiores. Candidato presidencial en 1973, obtiene el 32% de los
votos, perdiendo con Carlos Andrés Pérez.
El ejercicio parlamentario en 1948 fue harto
difícil gracias al ciego sectarismo de la mayoría adeca. Y, a pesar de la
gravedad alcanzada por la situación política e institucional, ese sectarismo
persistió, haciendo caso omiso de las advertencias de la oposición
demócrata-cristiana. Hacia septiembre del año en cuestión, es asesinado
el íder copeyano Vóctor Baptista a manos de René Párraga, Secretario General de
Gobierno del estado Miranda y El Gráfico, órgano divulgativo de COPEI, indica
que “ha fallecido cobarde y vilmente asesinado por esbirros gubernamentales el
destacado líder trujillano Víctor Baptista”. En octubre, se debaten y aprueban
las leyes de Educación, Agraria y Contra el Enriquecimiento Ilícito, reeditados
los ásperos debates de años anteriores, sobre todo en materia educativa. Y ya
para noviembre, aparece una huelga textil en Maracay y, la otra, nacional de
los telegrafistas.
Historia COPEI
LUIS HERRERA CAMPÍNS
Caído el gobierno constitucional de Rómulo
Betancourt, el país comienza a recorrer el difícil camino de la dictadura, a
veces blanda y, otras, muy dura. Desde un primer momento, destaca la postura
opositora del Br. Luis Herrera Campíns quien, en enero de 1949 recibió unos
buenos planazos en la Universidad Central de Venezuela, y después sabrá de
persecuciones, cárcel y exilio. Son dos los escenarios en los que destaca el
líder demócrata-cristiano: por una parte, en el ámbito universitario, y,
concretamente, con la agudización del conflicto -a pesar de las habilidades del
rector Julio de Armas- en la UCV y en la Universidad de Los Andes (ULA). El
gobierno desconoce expresamente la autonomía universitaria y crea un Consejo de
Reforma con la manifiesta animadversión del estudiantado. Son numerosos los
profesores y estudiantes detenidos o extrañados del país, profundizados el
malestar y la irritación al principiar 1952. Manuel Alfredo Rodríguez, en su
libro “Tres décadas caraqueñas 1936-1966” (Editorial Fuentes, Caracas, 2004),
refiere: “Por Copei Luis Herrera se creció y dejó frases como ´en puridad de
verdad este Ministro Becerra´”.
El otro escenario, es el del partido
demócrata-cristiano en relación a su supervivencia y desarrollo, a los
problemas estudiantiles y juveniles. Por ejemplo, en la sección de comentarios
políticos de la revista Signo, en su edición del 24 de enero de 1952, se lee:
“El partido socialcristiano ha estado
muy activo en los últimos días con motivo de la preparación de su convención
nacional. Esta magna asamblea partidista ha estado precedida de numerosas
convenciones regionales celebradas en el interior de la república. Los doctores
Caldera, La Riva, Peñuela, Landáez, Del Corral y Barrios Mora, junto con los
dirigentes Luis Herrera Campíns, Elio Aponte, Dagoberto González, se han
desplazado por diferentes ciudades de la provincia, pronunciando discursos,
llevando consignas, gestionando el envío de nutridas delegaciones a la
convención que se reunirá en febrero en la casa central del partido”.
Continuando con el medio periodístico
caraqueño, se agrega una fotografía si se quiere, “inédita”, pues, pocas veces
o nunca más vista, de Herrera Campíns que reproducimos fielmente aún con los
defectos de impresión y del tiempo transcurrido. Y se extiende en los
comentarios sobre las vicisitudes del partido demócrata-cristiano:
“Con ocasión
del VI aniversario, Copei celebró un acto en su sede caraqueña que estuvo muy
concurrido de militantes y simpatizantes. El líder juvenil Luis Herrera Campíns
pronunció una oración fervorosa, que fué (SIC) muy aplaudida, y el doctor
Rafael Caldera trazó la línea del partido. A este respeto, Copei tiene una
actitud muy cautelosa, pero a todas luces resuelta a luchar porque el proceso
electoral se desarrolle en un clima democrático”.