De poca o mucha libertad de tránsito, en distintas épocas se hicieron comunes las visitas y actividades proselitistas del liderazgo político nacional a los estados, del regional a los distritos (hoy municipios) y del distrital a las parroquias añadiendo las foráneas. Es con la aparición de los partidos modernos que se acentúa el fenómeno, aunque – por contraste – hubo también la costumbre de despachar los asuntos políticos desde las ciudades capitales, hablarles a los partidarios casi exclusivamente a través de la prensa escrita, los envíos postales y telegráficos, y luego la vía telefónica que fue todo un privilegio en un país todavía predominantemente rural.
La gráfica, tomada de una cuenta digital de El Correo de Lara, refiere a una visita del joven candidato presidencial Rafael Caldera al estado Lara, y la reunión celebrada bajo los almendros de El Oasis de Barquisimeto, en noviembre de 1947. En ella pueden verse a varios dirigente locales, y a un muy joven Luis Herrera Campíns.
Aprobada en julio de 1947 la Constitución, fueron inmediata y
simultáneamente convocadas las elecciones para escoger al presidente de la
República, senadores y diputados del Congreso Nacional y a los integrantes de
la Asamblea Legislativa de cada entidad federal, dejando para mayo de mayo de
1948 los comicios municipales. Respecto a las presidenciales, Caldera tenía 32
años de edad, y Herrera Campíns 22; por cierto, éste último aspirante a
la diputación regional, desarrollando una difícil campaña frente al ventajismo
sectario de Acción Democrática.
El joven Caldera ocupó el segundo lugar en la carrera presidencial, nada
más y nada menos que enfrentando a don Rómulo Gallegos, y Herrera Campíns,
resultó electo legislador regional, ocupando ambos el solio presidencial de
Miraflores, años más tarde.
Valga acotar que la Democracia Cristiana cada vez más contaba con la naturaleza y la voluntad, el perfil político e ideológico necesarios para configurarse y calificarse como tal en Venezuela, de acuerdo con la encíclica "Graves de communi re" (o “De la grave controversia”) del Papa León XIII, públicada el 18 de enero de 1901. Enlace a la encíclica que autoriza a hablar de la Democracia Cristiana desde 1946:
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