RAFAEL
CALDERA
Gehard
Cartay Ramírez
Rafael
Caldera, Abogado y Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Central de
Venezuela, laboralista, escritor, líder político y dos veces presidente de
Venezuela por elección popular (1969-1972 / 1994-1999), nació el 24 de enero de
1916 en la ciudad de San Felipe, estado Yaracuy, donde cursó sus estudios
primarios, luego hizo su educación media en el Colegio San Ignacio de Caracas y
en 1939 culminó sus estudios universitarios.
En 1933
viajó a Roma para participar en un Congreso Iberoamericano de Estudiantes
Católicos y entró entonces en contacto con jóvenes líderes de otros países,
entre ellos, Eduardo Frei, de Chile. A partir de ese momento se incorpora a la
lucha política desde los claustros universitarios y funda la Unión Nacional
Estudiantil (UNE), al separarse de la Federación de Estudiantes de Venezuela
(FEV) -manejada por sectores marxistas- un numeroso grupo de estudiantes
católicos. La UNE será la semilla germinal del movimiento social cristiano
venezolano.
En 1936,
siendo subdirector de la Oficina Nacional del Trabajo, participó en la
elaboración de una moderna Ley del Trabajo. En 1938 funda Acción Electoral, en
1939 el Movimiento de Acción Nacional y en 1942 Acción Nacional. En 1941 es
electo diputado al Congreso con apenas 25 años.
En 1945 apoya
la llamada Revolución de Octubre que derrocó al gobierno del
general Isaías Medina Angarita, liderizada por Rómulo Betancourt, jefe de
Acción Democrática (AD) y la joven oficialidad militar. Inmediatamente será
designado Procurador General de la Nación. Poco tiempo después rompe con
Betancourt alegando el sectarismo y las tendencias hegemónicas de su partido.
En
enero de 1946 funda el Partido Copei, “movimiento de ideas cristianas y bases
populares”. Entre 1946 y 1947 será uno de los más destacados diputados a la
Constituyente que elaborará la Constitución de 1947. Ese mismo año será
escogido como candidato presidencial de su partido en las elecciones de
diciembre de 1947, que ganará el escritor Rómulo Gallegos, de AD.
Derrocado
Gallegos en noviembre de 1948 por los mismos militares que habían acompañado a
Betancourt en el golpe de Estado contra Medina Angarita, Caldera y su partido
pasan de una posición expectante a una resuelta oposición al régimen militar,
especialmente a partir de 1953, cuando el general Marcos Pérez Jiménez asume
fraudulentamente la presidencia de la República al desconocer el triunfo
opositor en las elecciones de una nueva Asamblea Constituyente e instaura
abiertamente su dictadura.
En 1957
Caldera es detenido y expulsado del país. Al ser derribada la dictadura
perezjimenista el 23 de enero de 1958, regresa al país y junto con Rómulo
Betancourt y Jóvito Villalba, líder de Unión Republicana Democrática (URD),
firman el Pacto de Puntofijo, que diseñó entonces principios y
mecanismos para un próximo gobierno de unidad nacional entre 1959 y 1964, así
como en función del fortalecimiento de la futura democracia.
Electo
Betancourt como presidente en diciembre de 1958 -en las que Caldera llegó de
tercero como candidato presidencial-, él y Copei lo acompañaron lealmente y
defendieron la naciente democracia, amenazada entonces por el golpismo de la
extrema derecha y la extrema izquierda, el terrorismo y las guerrillas del
Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR). Volvió a ser candidato presidencial por Copei en 1963, ocupando el
segundo lugar, detrás del vencedor Raúl Leoni, de AD.
En 1968
Caldera fue elegido presidente de Venezuela y adelantó la llamada Política de
Pacificación, mediante un audaz diálogo de convencimiento con los guerrilleros
derrotados, incorporándolos -a casi todos- a la vida democrática e
institucional. Aquél fue un gobierno progresista y eficiente, con trascendentes
logros en materia de obras públicas, en la economía y en lo social. Al
concluir su mandato en 1974 se incorporó al Congreso como senador vitalicio, en
cumplimiento de la Constitución de 1961. En 1978 su compañero de partido Luis
Herrera Campíns resulta electo presidente en las elecciones de aquel mismo año.
Y en 1979, Caldera es designado presidente de la Unión Parlamentaria Mundial.
En 1983 fue
nuevamente candidato presidencial de Copei siendo derrotado por Jaime Lusinchi,
abanderado de AD. Cinco años después disputó la candidatura presidencial de su
partido, obtenida entonces por Eduardo Fernández, secretario general de Copei,
a quien vencería Carlos Andrés Pérez en diciembre de 1988.
A partir de
entonces, Caldera mantendría un discurso coherente frente a la tormenta que se
avecinaba y que, como muy pocos, él presentía, la misma que finalmente
arrastraría al presidente Pérez en 1993, cuando fue destituido por el Congreso.
Antes, al producirse el llamado Caracazo en febrero de 1989,
Caldera pronunció en el Congreso un discurso alertando sobre la crisis que se
aproximaba. Lo mismo haría con motivo de la intentona golpista de febrero de
1992, a la que consideró “censurable y condenable en toda forma” en un vehemente
discurso que pronunció como senador vitalicio. “Es difícil -agregó- pedirle al
pueblo que se inmole por la libertad y la democracia si estas no son capaces de
darle de comer…” Entonces, igualmente alertó sobre la grave crisis en ciernes y
advirtió que la asonada militar no podía considerarse un hecho aislado porque
había “un mar de fondo” y “si eso no se enfrenta, el destino nos reserva muchas
y muy graves preocupaciones”.
Esta actitud
suya contribuyó a posicionarlo como un candidato presidencial con clara opción
de triunfo desde 1989, tal como lo señalaban las encuestas. Y, en efecto,
separado del partido que fundó, pudo nuclear a su alrededor una amplia
coalición variopinta para ganar la presidencia en diciembre de 1993.
Su
segunda gestión entre 1994 y 1999 tuvo importantes resultados, especialmente al
haber adelantado otra vez una política de paz, convivencia y estabilidad
institucional, luego de las secuelas del Caracazo en 1989 y de
los violentos golpes de Estado de 1992. Se ejecutaron importantes obras
públicas, construcción de viviendas, hospitales y escuelas. Igualmente se
produjo la apertura petrolera y se inició un proceso privatizador de
importantes empresas del Estado en grave situación financiera.
Falleció el
24 de diciembre de 2009, un mes antes de cumplir 94 años.
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